Marchaba a los tropiezos por la selva, los rayos del sol lastimaban sus ojos; el cansancio y la sed lo vencían, pero la esperanza de encontrarlo aún vivo era más fuerte. En él estaban depositados sus sueños de un mundo justo, de una vida mejor o, al menos, la ilusión de poder alimentar y educar a sus hijos.
De pronto escuchó voces, se ocultó detrás de los árboles y cien metros adelante divisó un precario y viejo caserío; agazapado esperó el momento oportuno, sigiloso se deslizó hasta la escuela del pueblo. Observó a través de la vieja puerta, entreabierta, y en la penumbra de la tarde al fin encontró, tirado en el sucio piso, su acribillado cuerpo cubierto de sangre.
Con lágrimas en los ojos, muertos sus sueños y utopías, se alejó silencioso de La Higuera.
✍️Juan Luis Henares, 2016
Hola Juan , me ha gustado tu microficción. Es la primera vez que te leo .Seguiré tu página vía Facebook para estar atenta . felicitaciones por esa web.
Saludos cordiales . Patricia Delaloye de Voraces lectores.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tus palabras Patricia; también te podés anotar como seguidora apretando arriba a la derecha los tres puntos, lo que te lleva a una página donde dejás tu correo.
Ya estoy entrando a Voraces lectores.
Saludos!
Me gustaMe gusta
Felicitaciones.!! Muy bonito lo compartido.!! Dsd. Santa Elena. Entre Ríos, un abrazo cordial.!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Zulma por tus palabras, me alegra que te haya gustado.
Abrazo!
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en LA NOTA digitaly comentado:
La búsqueda
Marchaba torpemente por la selva, mientras los rayos del sol lastimaban sus ojos; el cansancio y la sed casi lo vencían, pero la esperanza de encontrarlo aún vivo era más fuerte. En él estaban depositados sus sueños de un mundo más justo, de una vida mejor o, al menos, la ilusión de poder alimentar y educar a sus hijos.
De pronto escuchó voces, se ocultó detrás de unos árboles y divisó cien metros más adelante un precario y viejo caserío; agazapado esperó el momento oportuno, sigiloso se deslizó hasta la escuelita del pueblo. Observó por la vieja puerta, entreabierta, y en la penumbra de la tarde al fin encontró, tirado en el sucio piso, su acribillado cuerpo cubierto de sangre.
Con lágrimas en los ojos, muertos sus sueños y utopías, se alejó silencioso de La Higuera.
✍️Juan Luis Henares, 2016
🏆Mención III Conc. Int. Abriendo Puertas, Proyecto Grafomanía, Guantánamo, Cuba, 2016
Me gustaMe gusta